MI CATÁRSIS

Resi de guardia: "¿Tú tenías un blog?"


Vitote: "Sí"


Resi de guardia: "¿Y cómo se llamaba?"


Vitote: "Venía a prácticas..."


Resi de guardia: "¡Ah!¡Eras tú!"

Vitote: "Sí, era yo"


Resi de guardia: "¿Y por qué no sigues escribiendo?"


Vitote: "Porque me cansé, no tenía ganas de hablar del Atleti, fatigas, desdichas y tapones de cera"


Resi de guardia: "Pues habla de niños que vuelven a oir y pacientes curados de su cáncer"


Cuanto tiempo sin leernos ¿verdad?. Fue una dura despedida, alejar las manos del teclado para un adicto a la crónica y el relato es algo duro, algo duro que tuve que hacer. Y lo hice de forma egoísta, pensando en mí, cosa que hago de guindas a brevas. Cuando empiezas la residencia tienes que ser como un infiltrado en una banda de mafiosos, tratar de mantener la boca cerrada, escuchar y aprender a actuar como ellos, a moverte como ellos, a hablar como ellos. Entras en un mundo mucho más complejo de lo que te imaginabas cuando te encontrabas encerrado en esas cuatro paredes con un saco de folios delante de tu cara. Dejas de ser Vitote, empiezas a ser el Doctor Víctor, y aún a día de hoy te sigue sonando a broma.

Pero, a pesar de lo que dice mi bata, sigo siendo Vitote, y darme cuenta de ello me ha costado meses. Me ha costado recordar que quiero seguir bajando a ensuciarme la cara, aunque sea de forma menos comprometida, con mis compañeros de rugby. Me ha costado recordar que cuando era estudiante quería ser un tipo de médico y que las guardias de puerta me estaban convirtiendo en otro. Me ha costado recordar que quiero escribir, que además de médico, sigo siendo el mismo que con dieciséis años decidió que quería ser escritor.

Muchas veces, necesitamos una gran crisis para darnos cuenta de quiénes somos, o como suelo decirle a mi coerre "las cosas se aprenden a base de puñetazos en los dientes". Ese momento en el que tocas fondo mental, física y emocionalmente, sientes cómo tu cabeza se resetea y vuelves al origen de todo, al punto cero, a lo esencial, a lo realmente importante. Aristóteles llamó a ese instante "kátharsis", o lo que es lo mismo, purificación. Cuando te vacías por completo, es cuando te das cuenta de quién coño eres.

Mi momento fue esta nochevieja. Por avatares del destino, acabé pasando fin de año en el hospital contra mi voluntad. Pero tras responder a esa llamada y la ira inicial que me empujaba a negarme fuí al baño a lavarme los dientes. Mientras me lavaba, ví el escudo de mi jersey de estar en casa: "UNIVERSIDAD DE SALAMANCA RUGBY". De repente, recordé todo. El barro, la sangre, los golpes, las derrotas...pero también recordé que a pesar de ello, siempre tenía una sonrisa bajo el protector bucal, siempre tenía una palabra de apoyo y siempre tenía un compañero al lado que me ayudara a levantarme. Recordé que me importaba más el equipo que ganar partidos. También recordé que mi entrenador me daba voces, me presionaba, me sentaba en el banquillo y me golpeaba en los hombros para convertirme en un talonador. No tenía talento para ser talonador, pero a pesar de ello, me pelé de frío, saqué los dientes y luché una y otra vez por conseguir que el número que llevase mi camiseta fuera el "2". Y lo conseguí. No llegué a ser un gran talonador, pero llegué a ser talonador, y lo más importante, aprendí a ser mejor persona a lo largo de ese viaje.

Esa noche comí las uvas en el hospital. Al día siguiente seguía allí, cansado, agotado, pero con una sonrisa en la cara. He vuelto a ser Vitote, vuelvo a estar en el camino correcto, y aunque ahora no lleve el "2" a la espalda, tengo que seguir trabajando como el que más para suplir mis carencias, tengo que seguir este viaje y terminarlo siendo mejor persona de lo que era cuando lo empecé.

He vuelto...


Recomendaciones de la semana:

Música:"Castlevania Lords of Shadow OST" de Óscar Araújo, una épica a la par que melancólica sinfonía a la altura de las mejores.


Cine:"3:19", una película sobre las casualidades y la amistad...nada es lo que parece.

Deporte: Atlético de Madrid-Athletic de Bilbao, el duelo entre rojiblancos nunca decepciona. No se suele ver fútbol de Nouvelle Cuisine, es fútbol de puchero a la lumbre, contundente, tradicional y no por ello menos emocionante. Fútbol de antes.