MI LÍO CON SOPHIE AUSTER

Paca:"Joder, yo pensaba que me iba a leer algún día en tu blog"

Vitote:"Vale, vale"

Paca:"Ahí en plan "y de repente entró Paca, tarde como siempre" o algo así"

Vitote:"Tomo nota, tomo nota"

(Nota:Paca es un tío, Francisca es un nombre que se está perdiendo...snif, snif)



Me levanté de un salto, mi habitación parecía mucho más ajena de lo que era ayer a pesar de que todo estaba en su sitio. Mi butaca verde, mi póster de Marea, "Candela" apoyada en su soporte, el cuadro de B inspirado en uno de M.C. Escher en la pared, la 360 huérfana, y un libro negro apoyado sobre otro blanco cuya portada rezaba "Enfermedades del Páncreas e Hígado y Cirugía General". Cogí aquel libro, lo abrí, "Un hombre en la oscuridad"... de repente empecé a recordar, todo estaba borroso, como en un sueño, pero más tangible y aquel libro había sido el detonante. No uno de esos bizarros sueños que suelo tener, en los que paseo por el Sahara subido a un dromedario llamado "Alí", en busca de aventuras, sino algo más feliz, lo que paradójicamente me ha convertido en un hombre atormentado desde el momento en el que abrí los ojos. Por eso decido tomarme un segundo sobre la cama, para cerrar los ojos y tratar de rescatar alguna de esas imágenes que me habían hecho sentir tan pleno.

Una casa, blanca, con un gran jardín, no parece mía, a pesar de que me pueda ver a mí mismo a lo lejos, apurando una taza de café. Hay una mesa y una máquina de escribir, es la vieja Olivetti Baby que mi madre me regaló cuando era un mico. Con ella escribía aquellas cartas que, bueno, alguien guardará, o habrá quemado, o habrá enterrado bien hondo, yo que sé. Lo que sé es que me arrepiento de haber escrito aquello, y de haber dicho todo aquello. El caso es que cuando todo pasó guardé la máquina de escribir en un armario y no la volví a sacar. Me encantaba el ruidito que hacía, me sentía como un escritor de verdad a mis tiernos 15 años. Aparece una mujer tras el cristal, lleva mi vieja camiseta del ADUS, se acerca a mí y me abraza por detrás. Por momentos me recuerda a Elika, pero tiene el pelo más claro y unos ojos verdes que atrapan. Ahora recuerdo su cara, ahora reconozco la casa, ahora todo se aclara. Tras el abrazo, me acerco a la silla y comienzo a aporrear las letras con gran agilidad, ella se acerca a mi hombro y me susurra "no tardes", la ignoro y sigo embebido, como extasiado, atrapado por la cinta de tinta y la barra espaciadora. Folio tras folio, me duelen las manos, pero aunque ataque el tunel carpiano, parece que esté en racha. De repente termino, me agacho y hay una botella de Jack Daniel´s, la abro y cubro el fondo de la taza, me lo bebo de un trago, me levanto y entro en la casa. La veo tendida sobre la cama desnuda, respirando lentamente, mirándome con sus ojos verdes, me acerco a su oído y le susurro "ya lo terminé", de repente sonríe, pero dos lágrimas escapan por sus mejillas buscando su boca...quién no buscaría esa boca. Se incorpora, me besa y siento como si sus manos estuviesen escarbando dentro de mí, "ya está, lo has conseguido, mi trabajo aquí ha concluído, pronto vendrán a buscarme, así que...", me besa, "aprovechemos lo que nos queda". Ese pequeño momento en el que todo parece haberse alineado, en el que todo es tan perfecto que no sabes bien cómo has llegado hasta él, ese instante, tan efímero, que "Zelda´s Lullaby" me devuelve a la realidad.

El libro me hizo conectarlo todo. "Un hombre en la oscuridad", me dí cuenta de que no había sido un sueño, de que aquello había sido jodidamente real, que Sophie Auster me había besado y que había terminado de escribir "Versos Coagulados", que ella había sido mi musa de verdad, como lo fué del pobre Martin Frost. Que algún August Brill, o algún Míster Blank, me había empujado a aquel universo paralelo en el que no tenía que madrugar para estudiar, que me dedicaba a lo que más me gusta, que es contar historias, pero en el que me arrancarían a mi musa en cuanto acabase mi obra. Afortunadamente, "Zelda´s Lullaby" me rescató de vivir cómo se la llevaban de mis brazos.

Cuando te pasas tanto tiempo pegado a los libros, cuando tienes las manos asquerosas de tanto fluorescente, cuando las semanas duran menos de 48 horas, soñar te mantiene despierto. Es muy importante dormir bien, y sobretodo levantarse así, con una sonrisa de añoranza y plenitud.

4 Anotaciones sagaces:

W. dijo...

Desde ahce unos días estoy reflexionando acerca de por qué llevo siempre las manos pintadas con fluorescentes, edding rojo y bic velleda y creo q me provocará un algo chungo a largo plazo y me tendrán que cortar las manos y tendré que renunciar a mi residencia (preferiblemente con habilidades manuales requeridas en ella) llevandome de nuevo a otra temporada estudiando para coger otra no manual. En fin, seamos fuertes. Ánimo.

Nebulina dijo...

Dormir....necesito hacerlo. Pero a mí no se me da bien últimamente
Un besazo

Mj dijo...

Ánimo, niño, que pronto parte de esos sueños harán ¡plop! y serán verdad. No la parte de Martin Frost, espero. Pobre Martin Frost.

Un beso y perdón por no haber avisado de la visita charra. Habrá más, que tengo al séptimo de caballería por allí de residentes :)

W. dijo...

Sí, se confirma: el MIR será el día después del mi cumpleaños. Así que el día 23 a las 9 de la noche comenzarán los 4 meses de celebracion, mas o menos :)

Ánimo